20/11/09

2. Origen de la expresión y de la visión de la "España Negra"

"Tendido de sombra", Darío de Regoyos, 1882
"Víctimas de la fiesta", Darío de Regoyos, 1894

Es necesario llevar gafas de vidrio color rosa en los ojos para ver España con tonos alegres.

La muerte es en España punto de mira del camino del pensamiento.

(Del libro "España Negra")


El pintor Darío de Reogoyos invitó a su amigo flamenco el poeta Émile Verhaeren a recorrer los caminos tortuosos de España en 1888. Son ellos los que, en un tono no necesariamente agrio, acuñaron la idea de la "España Negra" al publicar en un volumen sus andanzas, comentadas e ilustradas. Describen en un tono entre admirativo y jocoso sus visiones de un país que no por abandonado es menos fascinante y, sobre todo, diferente a la Europa "civilizada", pero sin por ello detenerse en lo "exótico" que a toda costa querían encontrar otros viajeros.

La naturalidad y el desenfado con los que, según ellos, los españoles se refieren e incluso se divierten con la muerte les resultan muy atractivos. Sin embargo, lo que se presenta como diversión resulta visión dolorosa de un pais empobrecido, olvidado, desorbitado y, aún, resignado a seguir cultivando la muerte como la única esperanza de ¿diversión? En cierto modo, es la misma idea del esperpento de Valle Inclán pero con una ligera jovialidad que el autor del "Ruedo Ibérico" eliminó en su nueva imagen literaria, esa que es ya indisociable de la identidad española.

De ahí esa fascinación por ver y mostrar la otra cara del mundo de los toros, que ya empezó con Goya cuando, en lugar de enaltecer la "fiesta nacional", escogió escenas en las que las víctimas eran otras que no el toro o el torero. Esta diversión ancestral en torno a la muerte, en la que la visión del sufrimiento, la sangre y los cadáveres es el centro de la excitación de los asistentes ha dejado una profunda huella en Goya y Picasso. Ambos, igual que Regoyos en estos dos lienzos, plasmaron a través de la tauromaquia escenas en las que el espectáculo se descontrola y de fiesta pasa, en segundos, a tragedia.

Regoyos, como también más tarde hará Picasso en el "Guernica", desvía su atención de los colores de la fiesta y la puerta grande hacia esa trasera por la que el sacamantecas recupera los caballos muertos a golpe de cornada. Los caballos no atacan ni se defienden pero, de todos modos, mueren violentamente ante los ojos indiferentes de los espectadores de la corrida. No es por lo tanto sorprendente que Picasso utilizara un caballo para personificar a las víctimas civiles del desastre nacional que fue la guerra del 36. Tendrán así esos caballos -que Regoyos retrata despatarrados y tiesos en manos de los sacamantecas- un momento de gloria póstumo, al fin, al inmortalizarlos, en su cuadro, eternamente agonizantes. Como sugiere el propio Regoyos, en toda fiesta de esta España Negra, alguien tiene que sufrir -incluso morir- para que otros se diviertan.

3 comentarios:

  1. Esta sala ofrece luz a los que, sin ser grandes entendidos, amamos el arte sin ninguna restricción previa.

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  2. Tienes suerte: SOLO se puede amar SIN restricción previa.
    Lo tienes más fácil que el resto, que andan medio cegados por los prejuicios, las conveniencias o los miedos. O todo junto.

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  3. Gracias por esta gran información, muy buena.

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